Dado que los aisladores eléctricos están expuestos a ambientes exteriores durante períodos prolongados, sus superficies acumulan gradualmente polvo y suciedad. En condiciones húmedas, como días de niebla o lluvia ligera, estos contaminantes pueden formar caminos conductores, reduciendo la resistencia del aislante. Cuando grandes cantidades de polvo absorben la humedad, las corrientes de fuga de la superficie aumentan, lo que en casos severos puede conducir a flashovers, causando viajes de la línea de transmisión y afectando la confiabilidad de la fuente de alimentación. Además, los contaminantes también pueden corroer los aisladores con el tiempo. Por lo tanto, la limpieza regular es esencial para ralentizar el envejecimiento de los aisladores, extender su vida útil y garantizar una transmisión de energía confiable.